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Los Ángeles Guardianes protegen,
no solo a personas, sino también naciones, ciudades, iglesias y
organizaciones. Los Ángeles Guardianes de las naciones se conocen como
Etnarcas. El concepto del Ángel Guardián existe en muchas religiones y
culturas y proviene del tiempo de los babilonios y los asirios a los
Ángeles Guardianes se les llamaban Keribu (de donde procede la palabra
Querubín) y guardaban los portales de sus templos y palacios. Por otra
parte, los romanos creían que los hombres y los niños eran protegidos
por espíritus llamados Genios y las mujeres por otros llamados Juno,
seguramente asociados con la iracunda esposa del dios Júpiter. Los
musulmanes creen en los guardianes de la humanidad llamados malaika y en
los espíritus conocidos como Jafaza, que protegen a los seres humanos
contra los genios del mal Los japoneses creen en espíritus guardianes
llamados Kami. El indio americano también cree en los ángeles guardianes
los cuales permanecen con ellos a través de sus vidas.
Cada ser humano es asignado un Ángel Guardián en el momento de su
nacimiento. La Iglesia Católica enseña que los niños tienen dos Ángeles
Guardianes, uno bueno y otro malo cada uno se sienta en uno de sus
hombros y tratan de influir en sus acciones. El día de los Ángeles
Guardianes se celebra el 2 de octubre.
El Ángel Guardián guía al ser humano en el camino de la vida pero no
interfiere en su libertad de acción y su voluntad ya que Dios creó al
ser humano con libre albedrío para que el mismo escoja el camino que
desea seguir. Dios hizo esto porque desea que cada persona vaya a él por
elección propia y no porque Dios lo obligue.
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Los Ángeles Guardianes de una persona provienen del Noveno Coro, que es
el Coro de los Ángeles, y usan una gran variedad de métodos para
contactar a la persona. Entre estos métodos esta la intuición, los
sueños, la telepatía, el pensamiento y esa vocecita interna que a veces
nos indican el camino a seguir y la cual nunca se equivoca. A veces
utilizan a otras personas para enviar sus mensajes y pueden manipular
las circunstancias de la vida diaria para asistir al ser humano en
situaciones difíciles. Otras veces toman la forma de una persona, de un
animal o simplemente se manifiestan en la apariencia que la tradición
religiosa les ha dado: un ser de luz deslumbrante, vestido de blanco con
alas refulgentes como de nieve.
Los ángeles, como las estrellas,"aconsejan pero no obligan" Es el ser
humano el que debe hacer sus propias decisiones, pero si escucha
Diligentemente la voz de su conciencia. detrás de esa voz, va a escuchar
a la de su Ángel Guardián. El destino o misión de cada persona en la
tierra tampoco puede ser cambiado por el Ángel Guardián y es por eso que
vemos a veces niños pequeños morir a temprana edad. Las distintas
tradiciones místicas concuerdan de que en estos casos, ese espíritu
venía por corto tiempo a la Tierra. Cuando a una persona buena, que se
rige por las leyes divinas, tiene experiencia trágica o tristes en su
vida, esto es considerado también parte del destino de esa persona, lo
que se conoce como karma en el Budismo.
El Ángel Guardián nos cuida y nos guía, pero siempre dentro de las leyes
que rigen al destino de la persona y de la voluntad de esta. Por otra
parte, cuando una persona se separa de las leyes divinas, el Ángel se
distancia de él y no puede ayudarlo. También, debido a las grandes
energías negativas acumuladas sobre el planeta, emitidas por el
desbalance de la creación original, el ser humano es a veces rodeado de
fuerzas destructivas que amenazan destruirlo. Esto también aísla al
Ángel Guardián de la persona. Por esta razón es importante establecer un
contacto directo con el Ángel Guardián y la mejor forma de hacerlo es
llamándolo a menudo y tratando de estabilizar el aura personal a través
de meditaciones y de purificaciones ritualisticas de invocaciones, de
devociones y plegarias.
Cada persona tiene dos ángeles protectores: el ángel que rige a su signo
zodíacal y el ángel Guardián personal, el cual fortifica a su espíritu y
lo empuja hacia lo que es bueno y lo protege de lo que es malo. Pero
cada persona tiene también un espíritu maléfico, su "genio del mal', el
cual lo incita a pecar, a romper las leyes divinas y a destruirse a si
mismo y todo lo que lo rodea.
El espíritu del mal funciona a través de las debilidades de una persona,
sobre las que se ensaña y multiplica para la perdición de esta. Se
expresa especialmente en la ira y la intolerancia, el odio y la
venganza. Por eso se dice que una persona que se enoja fácilmente o que
tiene mal carácter tiene "mal genio". Este mal genio es una referencia
al espíritu maléfico que aflige a esa persona. En la tradición esotérica
este espíritu del mal se conoce como el "Habitante del Umbral: Es el que
tienta al ser humano y lo lleva a la perdición; es el cúmulo de sus
bajos instintos. En la psicología Freudiana, el cúmulo de instintos
oscuros en el ser humano se conoce como el Id. Jung, por su parte, lo
llamó la Sombra. Entre el Ángel Guardián y el Ángel del Mal hay una
lucha sorda continua, cada uno tratando de guiar o desviar a la persona
hacia lo que el ángel rige: el bien en el Ángel Guardián y el mal en el
Ángel Maléfico. Es el ser humano mismo el que decide quien gana la
batalla, de acuerdo a sus acciones. Si prefiere el mal, se convierte en
el servidor y esclavo de su genio maléfico. Si escoge el bien, el Ángel
Guardián purifica su espíritu y lo ayuda a alcanzar la salvación Los
antiguos caldeos, quienes fueron los creadores de la astrología, creían
que el espíritu del bien o Ángel Guardián de una persona reside en la
onceava case zodiacal y el Ángel del Mal en la sexta case.
La tradición esotérica enseña que una forma de asegurar el triunfo del
Ángel Guardián sobre el Ángel del Mal es conociendo el nombre del Ángel
Guardián a quien se llama con su nombre en momentos de necesidad.
Para saber el nombre del Ángel Guardián se debe ayunar por 24 horas y
abstenerse de relaciones sexuales y de toda sustancia adictiva. Al otro
día. al amanecer, asearse, y en el momento en que esta saliendo el sol,
vestirse de blanco y enfrentar al Este de pie con una vasija en las
manos conteniendo aceite de olive, al que se le ha añadido hojas de
laurel y un poco de incienso y mirra. Colocando los labios encima del
aceite repetir siete veces:
Mi Ángel Guardián, cual es tu nombre.
En el momento que se repiten estas palabras por séptima vez, va a llegar
a la mente el nombre del Ángel. Este nombre no se le debe reveler a
nadíe. Después de recibir el nombre del Ángel Guardián, se pone el
aceite en una botellita y se guarda en un sitio seguro. El aceite se usa
en meditaciones o cuando se desea contactar al Ángel Guardián,
poniéndose un poco en la frente, las sienes, el pecho, las manos y los
pies.
La celebración de los Santos Ángeles Custodios es el 2 de Octubre. La
iglesia los honra con un homenaje por tan digna tarea que llevan a cabo.
Ellos son los encargados de velar y cuidar en todo momento de la persona
a quien han sido designados como sus protectores. El ángel de la guarda
es un ser inteligente dotado de gran pureza y oficia de puente entre
Dios y su custodiado. Aunque los Ángeles Custodios figuran en la escala
más baja de la Jerarquía Angelical, tienen mucho poder y sabiduría, y
dentro de sus capacidades está la de tomar forma física (persona,
animal, viento, etc.) si es necesario para ayudarnos.
"Ángel de paz, fiel maestro, protector de nuestros almas y cuerpos" —
nosotros pedimos a Dios, orando en el templo. La Iglesia Ortodoxa cree
que el hombre al nacer, recibe de Dios un Ángel Guardián. Nuestro Señor
Jesucristo dijo: "Tengan cuidado de no despreciar a ninguno de estos
pequeños, porque les digo que sus Ángeles en el Cielo siempre ven la faz
de Mi Padre Celestial" (Mt. 18:10).
El beato Agustín escribe: "Los Ángeles con gran dedicación y diligencia,
permanecen con nosotros a toda hora y en todo lugar, nos ayudan, piensan
en nuestras necesidades, sirven de intermediarios entre nosotros y Dios,
elevando a El nuestras quejas y suspiros... Nos acompaña en todos
nuestros caminos, entran y salen con nosotros, observando como nos
comportamos entre ese genero engañoso y con que empeño deseamos y
buscamos al Reino de Dios." Un pensamiento semejante tiene San Basilio
el Grande: "Con cada fiel hay un Ángel, quien como niñera o pastor
dirige su vida" y para demostración cita las palabras de David, el
salmista: "A sus Ángeles dirá sobre ti — que te protejan en todos tus
caminos..." "Ángel del Señor hará guardia alrededor de los que Le temen
y los ayudará" (Sal. 90:11, 33:8).
El Obispo Theofano el Recluso enseña: "Hay que recordar, que tenemos a
un Ángel Guardián y dirigirse a El con pensamiento y corazón — en
nuestra vida normal y especialmente cuando ésta se agita. Si no nos
dirigimos a El, el Ángel no puede aconsejarnos. Cuando alguien se dirige
a un abismo у pantano con ojos cerrados y los oídos tapados — como es
posible ayudarle?"
Así el cristiano debe recordar a su buen Ángel, que durante toda su vida
se preocupa por él, se regocija con sus éxitos espirituales, se acongoja
con sus caídas. Cuando el hombre muere, el Ángel lleva su alma a Dios.
Según muchos testimonios, el alma reconoce a su Ángel Guardián, cuando
llega al mundo espiritual.
Mientras que los Arcángeles reinan sobre toda la humanidad, los Ángeles
Guardianes se unen a individuos. Son los ángeles Guardianes quienes
vigilan el crecimiento espiritual de los individuos a lo largo de sus
vidas, y protegen y defienden sus almas. Cada ángel puede haber estado
con un alma concreta durante muchas vidas, ayudando a ese individuo a
reunir las lecciones de cada vida hasta que, finalmente, sabe que es uno
con Dios. Ese conocimiento se denomina iluminación.
Nuestro ángel Guardián bendice todo lo que hacemos para cuidar de
nuestro bienestar espiritual. Podría tratarse de una practica espiritual
exigente que nos de paz o serenidad; podría ser algo tan simple como
animarnos a ir a la plaza y jugar al disco volador. La diversión y el
juego infantiles pueden ser tan satisfactorios para el alma como horas
de meditación o de terapias de autoayuda.
El Ángel Guardián representa las diferentes etapas de desarrollo a
través de las cuales pasamos en nuestras vidas. Son un símbolo de los
pasajes que todos recorremos conforme maduramos y nos desarrollamos a lo
largo de nuestro sendero. Podemos recurrir a estos Guardianes en busca
de guía y ayuda siempre que estemos estancados o bloqueados en nuestra
vida. Nos aman y quieren incondicionalmente. Su ayuda esta disponible en
cualquier momento en que nos abramos a aceptar su presencia Divina.
Cada persona tiene un Ángel Custodio, o de la Guarda, desde que
nace, sea o no creyente. Ese ángel se dedica por completo al hombre
que tiene a su cargo: Lo protege del mal (tentaciones). Lo acompaña
en la vida diaria. Lo sirve, si el hombre a su cargo cree en él y se
lo pide. Lo guía a través de "divinas inspiraciones" y de la
conciencia. Lo consuela en sus penas. Y todo esto... sin
interrupción. Su naturaleza espiritual implica muchos poderes y
supone mucha perfección en comparación con nosotros, pero: no
conocen los secretos de Dios (Juicio Final, etc.). no pueden saber
qué pensamos (sólo Dios puede), a no ser que se lo permitamos. no
conocen el futuro.
Eso sí, como son tan inteligentes y poderosos, viéndonos y oyéndonos
pueden hacerse una idea bastante acertada de lo que tramamos y de lo
que nos espera. Deducen cosas igual que nosotros, pero en un nivel
mucho más elevado. Hay que imaginarse que el Ángel de la Guarda es
nuestro mejor amigo...
Quizás esto es imposible de pensar para alguien que por ignorancia o
incredulidad se olvidó que él existe, sin embargo, esa relación de
amistad tan cotidiana y normal que tenemos con nuestros amigos, ese
mismo cariño y compromiso lo siente nuestro ángel por nosotros. Cada
vez que nos sentimos solos y desgraciados, nos olvidamos de que ahí
al lado está nuestro ángel sufriendo por nuestro dolor.
Ellos son incondicionales y fieles, y esperan constantemente que les
pidamos ayuda, que contemos con ellos, que sintamos su compañía. Qué
triste es cuando alguien a quien queremos y nos dedicamos, nos
desprecia o no nos toma en cuenta. Para nuestro ángel es lo mismo:
que no nos interesemos en él, que no lo conozcamos, que no creamos
en su fiel disposición es algo que lo apena mucho... y quizás cuánto
tiempo ha sido así. Muchas veces decimos: "¡Qué suerte!", por algo
que nos pasa... tal vez cuántas veces nos ha ayudado sin que nos
demos cuenta (y sin que le demos las gracias).
Hay que tratarlo, entonces, como a un mejor amigo, pero también
debemos venerarlo porque siempre está con nosotros y al mismo tiempo
está viendo a Dios. Jesús dijo: "No hay que despreciar a nadie
porque hasta los más pequeños tienen un ángel que ven la cara de mi
Padre".
Aunque los Ángeles Custodios son los más "chicos" de la Jerarquía
Angelical, tienen mucho poder y sabiduría, y dentro de sus
capacidades está la de tomar forma física (persona, animal, viento,
etc.) si es necesario para ayudarnos.
Pero aunque tenga toda la disposición para hacerlo, no nos puede
ayudar 100% si no se lo pedimos o si se lo pedimos sin FE (sin
creer). O sea, si no creemos es como tenerlos atados de manos y no
pueden realizarse en su vida de acompañarnos y guiarnos... el
sentido de su vida.
Nuestro
Ángel de la
Guarda nos
acompaña
desde que
nacemos
hasta que
morimos. Si
nos vamos al
Cielo, si
nos
salvamos,
nuestro
ángel nos
acompañará
por toda la
eternidad,
gozando la
Felicidad
Eterna junto
a
nosotros...
¡más fiel
imposible!.
Los ángeles
de personas
que se
condenan son
agregados
por el Señor
a los
"Servidores
Especiales
de la Reina
de los
Cielos",
donde se
dedican a
cantar y
alabar la
justicia
infinita de
Dios. En
ambos casos,
salvación o
perdición,
nuestros
ángeles
tienen la
misión de
atestiguar
ante Dios
nuestros
actos,
cuando
llegue el
momento de
ser
juzgados.
Por lo
tanto,
depende de
cada persona
que sea una
tarea fácil
o difícil,
porque si
nos
condenamos,
nuestro
ángel aparte
de
atestiguar
con mucha
pena en
contra
nuestra, se
separará
eternamente
de nosotros.
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