Los
ángeles son la esperanza de la
humanidad. Ellos son la fuente
de luz y de energía de la
creación. Ellos son las luces
de todo buscador, el oasis en
todo desierto, las olas en todo
océano, el manantial de todo río,
el cristal de todo diamante. Son
el rocío del cielo en cada
hoja. Son la vida en cada gota
de sangre en seres animados, el
impulso detrás de cada célula
viva. Son la fuerza conductora
de las constelaciones y las
galaxias. Son las estrellas y
los soles y las lunas en cada
firmamento. Los universos nadan
en sus órbitas. Ellos son los
superpoderes conocidos por todas
las tradiciones, creencias y
filosofías.
Es universalmente conocido, basado en
estas fuentes, que Dios creó a
los ángeles para que llevaran a
cabo Sus ordenes y transmitieran
los mensajes que atañen a los
seres humanos. Los ángeles son
seres honorables y sutiles,
creados de luz, que están al
servicio de su Señor. Ellos
ejemplifican las cualidades de
perfección, obediencia y
dedicación. Poseen ilimitados
poderes milagrosos, a través de
los cuáles pueden alcanzar a
cualquiera en un instante para
ayudar y curar, para servir y
consolar, para amar y ser amado.
Los ángeles toman cualquier forma
que ellos deseen en el mundo físico
en cualquier momento o lugar. De
igual manera que el agua
cristalina toma la forma de la
taza en la que es vertida, los
ángeles pueden tomar la forma
de cualquier creación que ellos
visiten. Ellos no conservan su
total forma de luz original
cuando son enviados a los seres
humanos. "Di: Si hubiera en
la tierra ángeles caminando
seguros, Nosotros hubiéramos
enviado de los cielos un ángel
(sin cambios) como
mensajero" (17:95). Los ángeles
pueden aparecer como pájaros,
como seres humanos o como una
forma de luz, como un arco iris
adornando el cielo. Tienen una
mente y un corazón, pero no
tienen voluntad ni otro deseo
que el de servir y obedecer a
Dios. Nunca son demasiado
orgullosos como para no
obedecerlo.
Los ángeles alaban día y noche sin
fatiga. No necesitan dormir, ya
que sus ojos nunca se cansan. No
conocen la distracción. Su
atención nunca para. Su
alimento es la glorificación a
Dios. Su bebida es santificar y
magnificarlo a Él. Su intimidad
viene de llamar a su Señor a
través del canto de himnos y
alabanzas. Su placer es servirlo
a Él. Están libres de
cualquiera y de todas las trabas
psicológicas. No sufren cambios
de humor.
Los ángeles
habitan el Paraíso y los siete
cielos. Son más devotos que los
seres humanos porque fueron
creados antes que ellos con
facultades mayores y más
poderosas. Son más piadosos que
los seres humanos, porque son
inocentes e incapaces de caer en
errores o equivocaciones. Nunca
piden perdón para sí mismos,
sino siempre por los seres
humanos. Esto nos muestra lo
mucho que nosotros les
importamos y
hasta que punto Dios los creó para que cuiden de nosotros.
Dios hizo de ellos nuestros
guardianes, porque un guardián
es más perfecto que aquél a
quien cuida.
Los ángeles tienen más conocimiento
que los hombres. Nuevamente, el
profesor es mejor que el alumno.
Su conocimiento es de dos tipos:
intelectual y tradicional.
"Intelectual" aquí
significa: "de la esencia
de la realidad" o "del
corazón".
"Tradicional"
significa: "revelado y
traducido desde el cielo".
El conocimiento intelectual, al igual
que el conocimiento sobre Dios y
Sus atributos, es un deber. Es
imposible que los ángeles, los
profetas, y la gente piadosa no
lo posean. No tienen excusa para
no saberlo. El conocimiento que
no es obligatorio, es la forma
en que Dios creó las maravillas
de la creación, tales como el
conocimiento del Trono, de la
Pluma, del paraíso y de los cielos. Además
existe el conocimiento de los
diferentes tipos de ángeles, de
seres humanos, de los habitantes
de la tierra sobre el suelo,
debajo del suelo, en el aire, y
bajo el mar. En el último tipo
de conocimiento, sin duda, los
ángeles son más versados que
los hombres. Esto es porque
ellos fueron creados mucho antes
que los hombres: los ángeles
acompañaron el proceso entero
de la creación de los universos
al igual que el de los seres
humanos. Ellos también están más
familiarizados con ese
conocimiento a causa de la visión
y el oído que les fue dado por
Dios. Pero tal conocimiento sólo
es accesible para aquellos que
han purificado sus corazones y
su visión entre los seres
humanos.
En
cuanto al conocimiento
tradicional, es conocimiento
profético que no puede ser
alcanzado por los seres humanos
sin el beneficio de la revelación.
Sólo lo pueden recibir a través
de los ángeles. Los ángeles
fueron y son verdaderamente los
intermediarios entre Dios y los
hombres a ese respecto. Además,
es posible que ellos sean los
continuos intermediarios de los
eventos del Ultimo Día. Ellos
son conocedores particularmente
de las tradiciones que tienen
relación con ellos y que Dios
les ha confiado. Esta es la razón
por la que los ángeles tienen
mucho más conocimiento que los
seres humanos y llevan seis
tipos de atributos perfectos:
Ellos
son mensajeros de la divina
presencia.
Ellos
son nobles a la vista de Dios.
Ellos
han sido facultados por Dios con
un poder que les otorga la
capacidad de una obediencia pura.
Ellos
son bien estimados y están
firmemente establecidos en la
divina presencia.
Ellos
son obedecidos en el mundo
terrestre.
Ellos
son confiables en recibir,
guardar y distribuir la revelación.
Sin duda,
el estado perfecto de los seres
humanos nunca será alcanzado
hasta que el poder angélico esté
ligado a él. Por permiso de
Dios, los ángeles monopolizan
ese poder angélico que ilumina
a cualquier
individuo
humano que se conecta con él.
Por lo tanto, la perfección de
los seres humanos depende de la
capacidad de aniquilar el alma
humana en el crisol de los ángeles.
La conclusión de este proceso
está descripta en el verso
Coránico:
"¡Oh alma en total
descanso y satisfacción! ¡Regresa
a tu Señor, aceptada y
aceptando! ¡Entra tú entre Mis
servidores (los ángeles), y
entra a Mi Jardín!"
(89:27-30).
De
acuerdo a este verso, Dios
induce al espíritu de los
hombres a que entren primero en
la multitud de ángeles, luego
al Paraíso. Una condición para
entrar en el Paraíso es recibir
saludos angélicos y revelación,
en cuyo momento uno entra como
un espíritu dotado con
atributos angélicos. Luego Dios
hace de esos espíritus
mensajeros para sus contínuas
creaciones. A ellos se les
concede la felicidad de vivir en
el Paraíso y de disfrutar la
visión de su Señor. Dios hizo
que los saludos de los ángeles
sean necesarios para los
hombres, cuando sus espíritus
entren en el poder angélico.
Esto es para elevarlos a una
estación superior y producirles
una gran felicidad. Por lo
tanto, sin la fuerza celestial
de los ángeles, el espíritu de
los seres humanos no puede
alcanzar la felicidad eterna.
La
contribución de los ángeles a
la felicidad humana deriva de su
perfección. Los ángeles están
libres de todo tipo de ira,
ilusión, imaginación y engaño.
Esta característica les otorga
el poder de estar en la divina
presencia y bajo la luz divina
de Dios. Son estas
imperfecciones las que previenen
a los seres humanos de estar en
la divina presencia. Debido a
que la perfección reside
solamente en el estado de haber
alcanzado la divina presencia,
se puede decir que solamente los
ángeles tienen el atributo de
la perfección entre los seres
creados.
Las
dimensiones espirituales de los
ángeles tienen aspectos
diferentes. El ángel es una
luminiscencia sublime. Su
conocimiento es perfecto y
completo porque conoce el
secreto de lo no visible y está
enterado de los secretos
escondidos de la creación. Su
conocimiento es real, activo, y
continuo. La acción del ángel
es genuina, porque los ángeles
están encargados de servir, y
su cometido es llevado a término
con perfección.
Los
ángeles tienen influencia sobre
todo en la naturaleza,
incluyendo la naturaleza humana.
Nada puede crecer en el planeta
tierra: ni árboles, ni césped,
ni vegetación, ni vida, sin su
intervención. Se puede ver el
efecto del poder angélico en el
crecimiento de una pequeña
planta empujando en el medio de
una gran roca. Un poder especial
se derrama sobre esa planta
desde arriba, un poder que es
esencialmente angélico.
Por
permiso de Dios, los ángeles
son el poder detrás de cada
movimiento y de cada acción en
el dominio físico de este
universo. Ellos tienen el poder
de cambiar las órbitas de las
estrellas y los planetas, de
ajustar los movimientos de las
galaxias, y de proteger a la
tierra del movimiento de otros
cuerpos astrales tales como
cometas y asteroides. Ellos de
ninguna manera sienten el peso
de esta carga sea cual sea,
porque ellos están fuera de la
dimensión de la gravedad. Son
capaces de mover los vientos
como quieran. Las nubes aparecen
y desaparecen
de
mover los vientos como quieran.
Las nubes aparecen y desaparecen
como ellos quieren. Los
terremotos se mueven bajo sus órdenes.
Los volcanes erupcionan bajo su
ejecución. Continentes enteros
emergen del mar y son sumergidos
a través de su poder. La
naturaleza florece por la
fragancia de su toque celestial.
Los
ángeles habitan los planetas en
movimiento, la estrella polar y
todas las estrellas fijas de
todas las demás galaxias. Las
órbitas son como sus cuerpos
cuyos corazones son los
planetas. Los movimientos de
estos planetas en sus órbitas
son la causa de los cambios en
la Tierra. Los movimientos de
los ángeles en este universo
tienen una influencia en los
estados de los seres humanos. De
los movimientos de estos ángeles,
por orden de Dios, se realiza la
conexión entre los movimientos
de las galaxias. La transmisión
de señales, incluso a millones
de años luz de distancia de
nosotros, afectan los estados de
la naturaleza humana. De esta
forma, el mundo celestial
siempre mantiene influencia
sobre el mundo terrenal.
Todo
es creado en jerarquías y todo
está conectado con lo que está
arriba. Los seres humanos
siempre miran hacia arriba, no
hacia abajo. El deseo de mejoría
está fundado en ellos tanto a
nivel material como espiritual.
Todo en la creación siempre
busca ese modelo. El principio
de las influencias celestiales
se funda en esto: el efecto de
lo ascendente sobre lo
descendente y el anhelo de lo
descendente por lo ascendente.
De
la luz angelical Dios creó el
sol. Esto le permite a este
mundo ver todos los objetos
materiales que previamente
estaban envueltos en la
oscuridad. Sin esa luz del sol,
nada puede ser visto. El
resultado de la creación de la
luz es la formación del día y
la noche. Sin embargo, el sol
está siempre brillando, día y
noche, y su luz nunca se
extingue. Porque la tierra gira
sobre su eje, se siente el
cambio entre los dos estados. La
tierra hace parecer como si la
luz del sol se extinguiera. De
forma similar, el poder angélico
siempre brilla sobre la tierra.
Sin embargo, el giro de los
seres humanos alrededor de sus
deseos crea un día y una noche
en sus corazones: un lado brilla
y el otro está en la oscuridad.
Puesto
que la luna no tiene luz propia,
toma su luz del sol. Este
siempre brilla y se refleja en
la luna como un espejo, por eso
la luna parece un cuerpo
brillante. De la misma forma los
seres humanos, aunque están
inscriptos por un poder angélico,
se obscurecen a través de la
opresión de sus egos. No
obstante, ellos están en una
posición de brillo constante,
brillando mucho más
radiantemente que la luna.
Fotografía
de la noche en la Tierra
tomada desde un sátelite.
La
luna no posee nada de la luz del
sol en sí misma; sólo refleja
de la mejor manera. El poder
esencial, pertenece al sol. De
igual forma, Dios ha colocado y
organizado, en cada órbita de
los paraísos, cielos, galaxias
y planetas, una creación que
difiere de una órbita a otra.
Ellos actúan como espejos, que
reflejan la luz de los ángeles
desde la divina presencia. Este
fenómeno celestial, extiende
esa luz angélica en forma de
espejo para el beneficio de los
seres humanos y otras
creaciones. Esa luz "es
subordinable" a cualquier
cosa que la creación necesite;
nace del poder angélico, es el
propio poder angélico en sí
mismo.
Verdaderamente,
es la esencia de la bondad y
beneficia a todos los lugares de
la creación.
Así
como los ángeles se mueven en
la divina presencia, sus luces
se mueven dentro y sobre las órbitas
que Dios creo para ser
gobernadas por ellos. Los
poderes angélicos, afectan los
movimientos y los contenidos de
estas órbitas. Puesto que estas
órbitas reflejan las luces angélicas
sobre la tierra, vemos como los
seres humanos pueden
sucesivamente, ser afectados por
el movimiento de órbitas en sus
vidas. Las luces angélicas
también afectan las emociones,
el humor, el carácter y las
acciones.
Los
elementos y las cualidades de
los seres humanos y de otros
objetos creados en la tierra,
varían de acuerdo a sus
respectivas distancias de la
fuente de poder angélico. Por
lo tanto, encontramos
diferencias entre los seres
humanos, aunque sus cuerpos son
similares. Esto se debe, a que
ellos difieren respecto a su
conexiones con los ángeles. En
realidad, las diferencias no están
en los cuerpos, sino en los
atributos y características
espirituales de los seres
humanos.
Los
seres humanos poseen desde la niñez
ó bien las características de
bondad y santidad, ó las de
maldad y extravío. Esa es
verdaderamente una imagen real
de la "vestimenta"
espiritual de los seres humanos
y sus jerarquías: uno recibe un
poder angélico, mientras que el
otro no. Esto es lo que hace que
uno sea mejor que el otro, al
igual que los diamantes son
superiores a las esmeraldas, que
a su vez son mejores que los
zafiros, y éstos, mejores que
los rubíes. Todas éstas son
joyas preciosas, pero varían en
su excelencia. No obstante,
todas estas joyas son más
preciosas que el oro. El oro es
más precioso que la plata, y la
plata más preciosa que el
hierro. El último acaba como
fragmentos, mientras los otros
siempre se mantienen como
elementos valiosos.
La
luz es mejor que la oscuridad.
Lo transparente es mejor que lo
opaco. Lo sutil es mejor que lo
denso. La persona iluminada es
mejor que la que está en la
oscuridad. Un carácter bello es
mejor que uno malo. Aquel que
llama a la bondad es mejor que
el que llama a la maldad. Aquel
que es discreto, valiente,
generoso, paciente, es mejor que
el que posee odio, enemistad,
maldad, codicia y avaricia.
Todas las características
anteriormente mencionadas,
dependen de la cercanía o la
lejanía, de sus respectivos
portadores, de las fuentes de
poder angélico.
Por
lo tanto, en este mundo el espíritu
humano es un signo que señala
borrosamente la perfección del
mundo superior. Es como la luz
de la vela en relación a la luz
del sol, o una pequeña gota en
relación al océano. La luz
angelical es el medio de la
visibilidad de la luz en la
tierra, ambas material y
espiritual. Nosotros conocemos
al sol por sus rayos. De igual
forma, conocemos acerca de Dios
por las creaciones de los cielos
y de la tierra, cuya percepción
se origina por el brillo de la
luz angélica sobre ellos, y sus
expresiones a través de la
revelación por intermedio de
esa luz. Para nosotros no existe
oscuridad más profunda, que la
no existencia de la luz
angelical; ni una luz Divina más
enérgica
que
la luz angelical. La aparición
de cada cosa singular es el
resultado de esta luz, al igual
que la existencia de cada cosa
procede de la existencia de la
luz angelical. De esta forma,
Dios preserva la creación a
través de la luz de los ángeles.
Otra
forma de describir la manera que
el espíritu humano manifiesta
el mundo celestial, es mediante
la analogía del eclipse solar.
Si una porción del sol es
eclipsada, ustedes pueden ver el
sol en una taza de agua. El velo
del eclipse es la luz angelical.
Esto hace posible contemplar la
fuente de luz. Los seres humanos
son en sí mismos, como un velo
o un eclipse de la luz
angelical. Esto significa, que
ellos eclipsan la luz angelical,
la cuál eclipsa la luz de Dios.
De este modo, ustedes pueden ver
los atributos del Creador a través
de Sus maravillosas creaciones.
Este es el significado del dicho
del Profeta Muhammad,
"Piensen en las creaciones
de Dios. No piensen en Su
esencia."
Los
espíritus de los seres humanos
pueden ser descriptos como átomos
dentro del mundo celestial, y
sus cuerpos como las casas de
sus espíritus. Ahora bien, la
casa tiene un estado y el
habitante de la casa tiene un
estado diferente. Es claro para
nosotros, que el habitante es más
honorable que la casa, ya que la
grandeza de la casa depende de
su habitante.
Estos
espíritus humanos son una parte
real del espíritu angélico. Es
por esto, que la condición para
la entrada del alma al paraíso
de una persona moribunda, es que
primero sea aceptada en el reino
angélico, como hemos dicho. Esa
también es la causa por la cuál
el espíritu humano está
capacitado para recibir la
transmisión de los poderes angélicos,
como un radar satelital está
hecho para recibir la transmisión
de la estación principal.
En
la medida en que las personas
estén conectadas con los
poderes angélicos, ellas
indudablemente, se convertirán
en más y más importantes para
otros seres humanos en la
tierra. Sin embargo, los cuerpos
humanos siguen siendo un
compuesto de diferentes
elementos mezclados. Los cuerpos
de los ángeles, por otro lado,
son hechos sólo de la luz de la
divina presencia. Es importante
saber que esta diferencia nunca
desaparece en el mundo material.
Es por esta causa que los ángeles
prefieren ayudar a los espíritus
de los cuerpos de los profetas,
ya que los espíritus proféticos
han elevado sus receptáculos
corporales a tal punto que es dónde
ellos obtienen todo tipo de
estados gnósticos y
espirituales. Esto,
sucesivamente, les permite
convertirse en antorchas de luz,
desparramando regalos
celestiales y llevando el
mensaje de Dios a Su creación.
Todas estas relaciones entre ángeles
y profetas, santos y gente
piadosa, son obtenidas por
voluntad de Dios y con Su
permiso.
"No
en vano somos todos carne
alada" (Josua Havu)
Aunque
los llamados Textos Sagrados se
refieren a los ángeles casi
siempre en términos de
masculinidad, hay excepciones.
En el Antiguo Testamento, en el
Libro de Zacarías, se habla de
dos ángeles femeninos:
"Levanté mis ojos y vi,
contemplé, a dos mujeres que se
presentaron, había viento en
sus alas, tenían alas como las
de una cigüeña".
El
Islam alienta la existencia de
los "huris", unos ángeles
femeninos que habitan en el
cielo y que hacen las delicias
sexuales de los musulmanes
varones que llegan hasta allí.
Según
la tradición del Libro de
Enoch, doscientos ángeles
masculinos bajaron a la Tierra
para satisfacer su apetito
sexual con las hijas de los
humanos.
Según
el Zohar, el libro de la mística
judía, los ángeles toman
diferentes formas, a veces
masculina, otras femenina.
Rosa
Veloso, conocida estudiosa del
tema afirma: "Hay ángeles
hombres y ángeles mujeres, Y,
por supuesto, hacen el
amor".
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